Hasta hace algunos años, la población general tenía la idea de que la urología era una especialidad médica que sólo atendía al sexo masculino, lo cual es una idea errónea, puesto que los urólogos son los encargados de evaluar, diagnosticar y tratar los padecimientos relacionados con el tracto urinario, tanto femenino como masculino, el cual se compone en ambos sexos por la uretra, la vejiga y los riñones.
Si bien existen otros órganos que los diferencian y enfermedades especificas que sólo aparecen en los hombres, como las relacionadas con la próstata, hay una gran variedad de padecimientos que afectan a las mujeres y que requieren de un tratamiento especializado de parte de un urólogo.
Uno de los padecimientos más frecuentes que se manifiestan en las mujeres es la pérdida de orina involuntaria o incontinencia urinaria, que afecta a más del 30 por ciento de las mujeres en edad adulta; este problema altera su vida social, laboral y sexual. La pérdida de orina puede ser por vía uretral o extrauretral, correspondiendo esta última a las fístulas (besico-vaginales, uretro-vaginales, entre otras), que no son tan frecuentes pero que siempre deben considerarse en el diagnóstico.
La incontinencia urinaria se relaciona además con otras molestias, como son la polaquiuria, nicturia, urgencia miccional o disuria. En conjunto constituyen la manifestación sintomática de las alteraciones funcionales del complejo vesico-esfinteriano. Estos trastornos no son una enfermedad como tal, sino que deben considerarse como síntomas de otras enfermedades que pueden provocar daños a la salud.
Por lo que la urología no sólo se encarga de hacer el diagnóstico de la incontinencia en las mujeres, también busca saber cuál es el tipo de incontinencia que la afecta, y cuál es la enfermedad que la causa. Para ello, lo urólogos realizan una serie de exámenes y estudios como el estudio urodinámico, este es uno de los exámenes más importantes ya que permite conocer con gran precisión cómo funcionan la vejiga y el esfínter, y por lo tanto, determinar cuál es la causa de la incontinencia urinaria o de los demás trastornos. La evaluación se realiza de forma ambulatoria, no requiere anestesia ni ninguna preparación previa y dura aproximadamente 40 minutos.
Otro estudio muy importante realizado por el urólogo es la cistoscopia, que consiste en ver la vejiga en su interior, con la finalidad de investigar la causa de alguna infección, o la presencia de sangre en la orina, que están relacionadas con otros padecimientos que suelen afectar el aparato urinario de las mujeres.
Los urólogos también son los especialistas entrenados para hacer el diagnóstico y tratamiento de muchas otras patologías que afectan el sistema urinario en la mujer, como son:
- Cálculos o piedras en riñón, uréter y vejiga. Son pequeños elementos sólidos de material que se forman en el riñón debido a sustancias presentes en la orina. Puede ser tan pequeña como un grano de arena o tan grande como una perla. La mayoría se eliminan del cuerpo sin ayuda médica, pero si su tamaño es considerable puede atorarse en las vías urinarias, bloquear el flujo de orina y causar un gran dolor e incluso sangrado.
- Vejiga hiperactiva. Suele ser uno de los síntomas de la incontinencia, aunque también puede presentarse de manera independiente. Las mujeres que la padecen orinan ocho o más veces al día, o más de dos veces a la noche, tienen ganas repentinas de orinar y fuertes necesidades de orinar inmediatamente y pérdida de orina luego de haber tenido ganas repentinas de orinar.
- Es una infección de la vejiga o las vías urinarias inferiores, la cual suele ser causada por lo regular por bacterias que ingresan a la uretra y luego a la vejiga. Comúnmente se desarrolla en la vejiga y también puede diseminarse a los riñones. La mayoría de las veces, el cuerpo puede deshacerse de estas bacterias cuando se orina. Sin embargo, las bacterias pueden adherirse a la pared de la uretra o multiplicarse tan rápido que algunas de ellas permanecen.
- Carúncula de la uretra. Es una lesión benigna que se origina en el borde del meato uretral, tienen una forma redondeada, de color rojizo, con un tamaño que no suele ser mayor de un centímetro. En las mujeres suele aparecer especialmente en su etapa posmenopáusica. Por su forma y ubicación, se puede confundir con tumores de la uretra o abscesos de las glándulas periuretrales.
- Sangre en la orina. La presencia de sangre en la orina se denomina hematuria. La cantidad puede ser muy pequeña o detectarse sólo con exámenes de orina. En otros casos, la sangre es visible. Más que un padecimiento, es un síntoma de una gran variedad de enfermedades o lesiones en el tracto urinario, la vejiga o los riñones.
- Cáncer de riñón y de vejiga. El cáncer de riñón se forma en la membrana que recubre los tubos diminutos que están dentro de los riñones. Se hace más común a medida que se envejece y tiene varios factores de riesgo, como el fumar, algunas condiciones genéticas y el mal uso de analgésicos por períodos prolongados. Por su parte, el de vejiga ocurre en la membrana interna de la vejiga. Sus síntomas incluyen sangre en la orina, urgencia frecuente de orinar, dolor al orinar y dolor en la parte baja de la espalda
- Quistes renales. Son bolsas con fluidos que se forman en los riñones. Son bastante comunes en personas de edad avanzada y generalmente no causan ningún síntoma o daño.
Al igual que con los hombres, la urología femenina juega un papel muy importante, sobre todo en mujeres mayores a 40 años o que ya hayan entrado a la etapa de menopausia. Por ello, es recomendable acudir de manera regular a una revisión. Los especialistas de UDU recomiendan al menos una revisión al año o cada que se presenten síntomas como el sangrado, la incontinencia o el dolor en las vías urinarias.
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