Antes de explicar qué es, hablemos de la próstata. Esta consiste en una glándula sexual masculina, la cual, se encarga de producir el semen. Su tamaño es semejante al de una nuez y se localiza por debajo de la vejiga y alrededor de la uretra. Esta glándula es propensa a desarrollar células cancerígenas aunque a diferencia de otros tipos de cáncer su evolución es más lenta. Según cifras recogidas por organizaciones médicas, hasta 30 000 hombres padecen al año este malestar, lo que lo convierte en uno de los cánceres masculinos más comunes. Cuando el tejido prostático obtenido después de una autopsia o intervención quirúrgica es examinado con microscopio, se halla este cáncer en el 50 % de las personas mayores de 70 años y en básicamente casi todas las mayores a 90 años de edad, pese a que los afectados no fueron o son conscientes de que padecen esta enfermedad debido en parte a que sus síntomas son difíciles de reconocer.
Las causas del cáncer prostático son diversas, aunque se han establecido algunas que son las más comunes: genéticas (pese a que sea causa notable es importante asociarlo con los factores ambientales), hormonales (algunos estudios sugieren que los factores hormonales son notables en la aparición del cáncer, por ejemplo, la dependencia de andrógenos masculinos, la falta de esta enfermedad en los eunucos, y la atrofia esclerótica de la próstata), ambientales/conductuales (se han identificado algunos promotores de este cáncer como las dietas altas en grasas animales, la exposición constante al humo de los vehículos, la contaminación del aire, etcétera), agentes de infección (se considera que las infecciones sexuales podrían provocar el desarrollo de células cancerígenas, sin embargo, algunos sostienen que esta causa no es verdaderamente relevante).
Hablemos ahora de los síntomas del cáncer de próstata. Un aspecto notorio es que estos pueden tardar bastante tiempo en aparecer (inclusive años). En las primeras fases, cuando está limitado el tumor a la próstata, puede no mostrar síntomas o acompañarse de leves signos obstructivos (atribuibles a hiperplasias no malignas), por ejemplo, incontinencias urinarias, interrupciones en la liberación de orina, reducción del calibre, mayor frecuencia en la micción sobre todo de noche, y sensación de escozor. En una fase un poco más avanzada, cuando los tumores son avanzados pero localmente son más notorios los signos obstructivos, asimismo, pueden presentarse hematurias (sangre al orinar) o señales de infección, aunque no son muy frecuentes, además de dolores en las regiones lumbares y problemas durante el coito. Por otro lado, cuando los tumores son ya muy avanzados, aparecen hinchazones en las piernas o edemas a causa del crecimiento regional de los ganglios linfáticos, dolores en los huesos por extensión tumoral, e incluso anemia y falta de fuerza en las piernas por compresión de las raíces nerviosas y la médula espinal.
Al igual que otros cánceres, pueden adoptarse medidas preventivas para evitar su desarrollo. El hecho de que el cáncer prostático tarde mucho tiempo en manifestarse es la razón por la que los hombres vulnerables a esta enfermedad deben someterse a exámenes médicos con frecuencia por parte de médicos urólogos profesionales como los que operan en UDU bajo el liderazgo del Dr. Luis Herrera, asimismo, se debe considerar que a medida que la población masculina envejece es más probable su aparición. El cáncer prostático se da en el 90 % de los casos en lo que es el tejido glandular, lo que es denominado como adenocarcinomas. El otro porcentaje restante es relativo al cáncer neuroendocrino que se produce en las pequeñas células de la próstata.
Pese a que se trata de una enfermedad cuya evolución es lenta y de tardías manifestaciones sintomáticas, puede ser diagnosticado dicho cáncer por medio de pruebas médicas. A través de palpamientos en el área o análisis especiales de sangre puede llegarse a detectar la enfermedad antes de la aparición de los síntomas. Después de revisiones pertinentes, el especialista en urología realizará cuestiones sobre los síntomas y los antecedentes médicos, asimismo, procederá a la realización de diversos exámenes, por ejemplo, el tacto rectal, el análisis sanguíneo o prueba para determinar el antígeno prostático, examen de orina, biopsia de próstata, o ecografías transrectales.
El cáncer de próstata, como se mencionó, se desarrolla con lentitud, lo que provoca que en ocasiones los tratamientos se efectúen durante un plazo de tiempo largo. Tiene que destacarse, sin embargo, que si el cáncer es detectado en su fase primaria, es decir, cuando aún está dentro de la próstata, el paciente dispondrá de una expectativa de vida amplia. Se sugiere asistir ir rápido al médico si se detectan anomalías en espacial al momento de orinar, pues de esta manera el médico puede determinar la causa y actuar con prontitud. En el caso de los adultos mayores de 50 años, se les recomienda asistir frecuentemente con el urólogo para prevenir su aparición. Con respecto a los tratamientos, estos dependen del estado de desarrollo del cáncer. Información como la etapa, el grado, la edad y la salud de los pacientes es de suma relevancia para escoger la atención más precisa. Hoy en día los métodos para reducir o extraer el cáncer en la próstata son la cirugía, la prostatectomía radical o laparoscopia, el tratamiento hormonal y la radioterapia.
Esperamos que esta publicación haya sido útil e informativa, por ahora nos despedimos aguardando a que contacten al Dr. Luis Herrera y a su equipo profesional en urología si necesitan atención para prevenir, diagnosticar y tratar el cáncer de próstata. ¡Gracias por su visita!