Uno de los padecimientos que con mayor frecuencia atiende un urólogo es la litiasis renal, también conocida como nefrolitiasis o más comúnmente, como cálculos renales, se emplean estos términos para referirse a depósitos de sales y minerales que se forman al interior de los riñones, y que afectan cualquier parte de las vías urinarias, llegando incluso hasta la vejiga.
Para que nuestros visitantes conozcan más acerca de las características de los cálculos, las causas asociadas con su formación, y las opciones de tratamiento disponibles en la actualidad, dedicaremos esta publicación en nuestro blog a hablar del tema.
La formación de cálculos renales o litiasis renal se produce cuando la concentración de sustancias como ácido úrico, calcio y oxalato en la orina, las que forman cristales, supera la capacidad de la misma para diluirla en líquido, o bien, cuando el contenido de sustancias que evitan la adherencia de mencionadas sustancias se encuentra por debajo del normal.
Existen distintos tipos de cálculos renales y su formación por lo general no se asocia con una causa única definida, por lo que conviene conocer las características de cada uno de ellos, y los factores con los que se encuentran relacionados, esto para que el tratamiento indicado resulte adecuado.
En primer lugar encontramos los cálculos renales de calcio, siendo esto los más comunes entre los pacientes que presentan el problema de litiasis, este tipo de cálculos usualmente son de oxalato de calcio, el que se encuentra de manera natural en algunos alimentos y es producido por el hígado, por lo que factores alimenticios y trastornos metabólicos que incrementan la concentración de oxalato o calcio en la orina, son las causas más frecuentemente asociadas con la formación de cálculos de calcio.
Además de presentarse en forma de oxalato, los cálculos de calcio pueden producirse de fosfato de calcio, los que son más usuales cuando la causa son trastornos metabólicos, o bien, cuando el problema se asocia con consumo de ciertos medicamentos.
Por otro lado se encuentran los cálculos de estruvita, los que se forman como respuesta a una infección de vías urinarias, este tipo de cálculos pueden ser difíciles de identificar porque por lo regular manifiestan pocos síntomas, sin embargo, crecen rápidamente y pueden alcanzar un tamaño bastante grande.
Otro tipo de cálculos son los de ácido úrico, más frecuentes en quienes no se hidratan suficientemente y en quienes llevan una dieta alta en proteínas, así como en personas que padecen gota, la formación de cálculos de ácido úrico también se ha asociado con algunos factores genéticos. Finalmente encontramos los cálculos de cristina, presentados por personas con trastornos hereditarios que ocasionan que los riñones produzcan una cantidad más elevada de aminoácidos que la requerida por el organismo.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta un urólogo para el diagnóstico de un cálculo renal, es que en la mayoría de los casos no se manifiestan síntomas, sino hasta el momento en que un depósito se empieza a desplazar por el riñón, o bien, hasta que atraviesa el uréter.
Es por esta razón que se recomienda, en especial a aquellas personas que presentan altos riesgos de litiasis renal, consultar periódicamente a un médico especialista para chequeos generales. Cuando los síntomas se presentan incluyen un dolor intenso que puede ir por los lados y la parte trasera del cuerpo, en especial en el área por debajo de las costillas, un dolor que va a la parte baja del abdomen y la ingle.
Estos dolores pueden ir y venir en oleadas y tener una intensidad diferente. Otro síntoma es el dolor al orinar, orina turbia con olor desagradable o de color rojo, marrón o rosa; náuseas, vómitos, necesidad constante de orinar, micciones más frecuentes y en pequeñas cantidades y fiebre y escalofríos, en caso de que exista una infección. Cabe mencionar que el área donde se presenta el dolor cambia según el desplazamiento del cálculo por las vías urinarias.
Si se identifican los signos y síntomas que acabamos de mencionar se recomienda un urólogo consulta, en especial cuando se presentan factores de riesgo como antecedentes familiares o personales de cálculos renales, deshidratación, si se siguen dietas ricas en sodio, azúcar y proteínas, si se padece obesidad, enfermedades digestivas como diarrea crónica o enfermedad inflamatoria intestinal, si se han sometido a una cirugía de bypass gástrico o si se padecen enfermedades como cistinuria, acidosis tubular renal o hiperparatiroidismo, si se tienen infecciones en las vías urinarias o si se están consumiendo medicamentos como anticonvulsivos.
En el consultorio médico, después de recabar información sobre sus síntomas y su historia clínica, si se sospecha de cálculos renales se solicitarán análisis y pruebas para confirmar el diagnóstico.
Las pruebas y análisis incluyen análisis de sangre, para verificar los niveles de calcio y ácido úrico en la sangre; análisis de orina, para comprobar la eliminación de minerales y el contenido de sustancias que previenen la cristalización de sales y minerales; pruebas de imágenes, como una radiografía o una tomografía computarizada, para detectar la presencia de cálculos, o bien, una ecografía o una urografía intravenosa, otro análisis que se indica es el de cálculos expulsados, con la que se filtran los cálculos y se verifica en laboratorio su composición.
El tratamiento de los cálculos renales, al igual que de otras enfermedades urológicas, se determina a partir de un diagnóstico preciso con causas identificadas, por lo que es distinto de un paciente a otro. Cuando los cálculos son pequeños y los síntomas son mínimos, el especialista puede recomendar medidas no invasivas como tomar suficiente agua para la limpieza del aparato urinario, el uso de analgésicos para aliviar molestias, y algún fármaco para ayudar a expulsar los cálculos renales.
En caso de que los cálculos sean de mayor tamaño y los síntomas sean más graves requieren de otros procedimientos, como el uso de ondas sonoras para romperlos y facilitar su expulsión, una cirugía conocida como nefrolitotomía percutánea para extraer los cálculos; el uso de un endoscopio par retirar cálculos del riñón o uréter o una cirugía de glándula paratiroidea, para prevenir la futura formación de cálculos, en caso de que se haya identificado que el padecimiento está asociado con un exceso de producción de hormonas que incremente los niveles de calcio en el cuerpo.
Estos son solo algunos aspectos generales sobre los cálculos renales, próximamente compartiremos información más detallada acerca de su diagnóstico y opciones de tratamiento disponibles. Les recordamos que si buscan servicios profesionales de un cirujano urólogo, el Dr. Luis Herrera son una excelente opción. Con una amplia experiencia en la atención de este y otro tipo de padecimientos, en su Unidad de Urología con gusto los atenderá.
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