Sean bienvenidos a este sitio web de UDU, Unidad de Urología. Esta ocasión les hablaremos sobre un malestar que aqueja a muchos hombres y les impide disfrutar con plenitud de su vida sexual, a saber, la disfunción eréctil, la cual pueden tratarse con especialistas como los que fungen en nuestra clínica. Hoy en día, a causa del estilo de vida de las personas y a que la sexualidad ha dejado de ser un tabú en prácticamente todo el mundo (con algunas excepciones), escuchamos o damos con casos de personas que sufren por la disfunción. Se estima que aproximadamente 100 millones de hombres la padecen en todo el globo, por lo que es menester hablar con detalle de este problema que puede tratarse mediante la supervisión de expertos en el tema como el personal que opera en UDU, Unidad de Urología.

Ahora bien, ¿qué son las disfunciones eréctiles? Se trata de incapacidades continuas y repetitivas para conseguir y mantener una erección idónea con el fin de completar las relaciones sexuales con satisfacción. Este problema no representa un peligro para la vida de los afectados, más si afecta de manera considerable la vida de las parejas y la autoestima de los hombres. Las erecciones ocurren ante diversos estímulos, por lo que éstos resultan la clave para su tratamiento, en el que deben trabajar no sólo los hombres, sino las parejas en general. Las dificultades eréctiles suelen ocurrir a una edad avanzada, más, se ha mostrado que no es un asunto que compete sólo a los viejos, sino también a los jóvenes. A ello se suma que la posibilidad de padecer disfunciones es mayor ante factores como la diabetes, el tabaquismo y la hipertensión arterial.

En términos estadísticos, las disfunciones se encuentran presentes en casi el 50% de los hombres con diabetes o enfermedades en la próstata, y un porcentaje menor en varones con hipertensión. Además, la posibilidad de padecerlas se duplica en los fumadores, y aunque en menor medida, también lo hace en bebedores de alcohol. Para comprender mejor a las disfunciones, expliquemos el proceso de erección. Comienza mediante un estímulo sexual el cual hace que el cerebro emita señales hacia el pene, generando una dilatación de los vasos e incrementando la sangre que ingresa en los cuerpos cavernosos que incrementan sus dimensiones e impiden que la sangre sea liberada. Si observamos bien, puede intuirse que cualquier dificultad en el cerebro, los nervios, los vasos sanguíneos y hormonas, puede derivar en disfunción.

Ahora bien, entre las causas más comunes se encuentran las afecciones de tiroides y cardiacas, los problemas de circulación, hipertensiones, diabetes, estrés, depresión, la ingesta de medicamentos para el corazón, úlcera y antidepresivos. También cabe mencionar el tabaquismo, alcoholismo, ingesta de drogas, lesiones en los nervios pudendos, actividades que impliquen compresión del área pubiana, e incluso circunstancias que perjudican como los conflictos de parejas, o la autoestima baja. Otras causas menos frecuentes son las relativas a las cirugías prostáticas, o las lesiones en accidentes. Todas las causas enunciadas pueden dividirse en dos, a saber, físicas y psicológicas. Las primeras se presentan en personas de edad avanzada mientras que las segundas repercuten más en los jóvenes.

Hablemos ahora sobre el diagnóstico. El problema principal es no la aparición de la disfunción, sino que los afectados no suelen ir a revisiones, debido a que no le dan la importancia que merece, o por asuntos relacionados con la autoestima y a intimidad. Para su tratamiento debe atenderse con plena naturalidad, de manera franca y abierta sin temor o pudor, pues sólo así los médicos especialistas, como los que operan en UDU, podrán determinar un diagnóstico preciso. Para empezar, cuando se asiste al médico, se debe contestar a algunas cuestiones relacionadas con sus antecedentes así como los factores de riesgo que pueda haber, tal y como los señalamos en el párrafo anterior.

El historial es tanto médico, como psicológico y sexual. Con respecto a lo sexual, los médicos se encargarán de recabar información sobre varios detalles, por ejemplo, el deseo sexual, los orgasmos, el nivel de rigidez, la eyaculación, y la capacidad de mantener erecciones. En cuanto a lo psicológico se refiere, cabe mencionar la autoestima, el estado anímico, las situaciones personales y sociales, etcétera. Las exploraciones físicas son generales, consisten en un examen del pene, y de ser requerido, puede realizarse tactos en el recto, puesto que la disfunción eréctil puede derivarse de dificultades prostáticas. Como complemento al diagnóstico, se efectúan análisis de sangre, mediciones de los niveles de testosterona. En casos específicos, se solicitarán niveles de hormonas tiroideas y de antígenos prostáticos.

Una vez efectuadas todas las pruebas, los especialistas podrán determinar un diagnóstico preciso. Se ha realizado un consenso en torno a las disfunciones que recomienda las derivaciones en casos de patologías ya conocidas del pene, en situaciones de jóvenes con traumatismos en la zona perineal o pélvica, de diagnósticos vasculares o neurológicos, de pacientes que estén en un medio o alto riesgo cardiovascular como para realizar actividades sexuales, de problemas psiquiátricos o casos donde el paciente o el especialista deseen efectuar más estudios para una determinación sólida. Con lo dicho se entenderá a la disfunción eréctil., sus causas así como su atención debida con médicos especialistas.

Esperamos que esta publicación haya sido amena y de suma utilidad para los lectores. Recuerden que si padecen de disfunción, no deben temer ni sentir pudor, anímense a tratarse como los que laboran en UDU para que puedan disfrutar con plenitud de su vida sexual. Gracias por visitarnos, ¡hasta la próxima!

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